jueves, 18 de diciembre de 2014

Extrañas enfermedades.

Progeria Una de las enfermedades más raras que existen se llama progeria y se trata de un mal que acorta la vida de una forma dramática. Para quienes la padecen, un año equivale a siete u ocho, de manera que cuando debieran asistir a las clases del primer curso, es tos enfermos sienten y piensan ya como ancianos. Mueren apenas alcanzados los 10 ó 12 años, precisamente a causa de demencia senil.
Sin cerebro
Según un informe del hospital neoyorkino de St. Vincent, en una de sus salas murió un bebé que se había movido, había comido con toda normalidad y había exteriorizado emociones a través del llanto. No obstante, la realizar la autopsia, los médicos no pudieron encontrar cerebro alguno en su cráneo.
El neurólogo Hufeland dio cuenta de otro caso semejante: durante la autopsia efectuada a un paralítico, que hasta su muerte había estado cuerdo, se descubrió que en lugar de cerbro tenía un cuarto de litro de agua.
Gigantismo
 Una enfermedad a la que se le ha dado el nombre de gigantismo es la causante de que los hombres crezcan más de lo normal; su detonante es un pequeño tumor que se origina en la glándula pituitaria, más conocida como hipófisis. Este tumor hace que la hipófisis segregue en el cuerpo un exceso de hormona del crecimiento.
 Una vez descubierto el origen de la enfermedad, la medicina ha desarrollado técnicas para aislar este tumor, de modo que en el futuro ya no será posible ver gigantes.
 Una bastante singular, y no sólo por su complicado nombre: enfermedad de Sjögren
(que se pronuncia “chegren”). Quienes la padecen sufren de una sequedad bucal y lagrimal tan extrema que simples tareas como comer alimentos sólidos y derramar un par de lágrimas son prácticamente imposibles o de una dificultad extrema.
Esta patología fue descrita por primera vez en los años 30, por el suizo Henrik Sjögren y se origina en una alteración en las glándulas exocrinas, como las salivales, lagrimales y vaginales. Y, aunque sea poco conocida, lo cierto es que es la segunda enfermedad reumatológica más frecuente, luego de la artritis. De hecho, la prevalencia de esta enfermedad en la población adulta es de entre 1 y 3%. Aunque algunos autores la elevan hasta el 5%.
Los vagabundos de hospital
 
¿Cree que es posible que una persona sea capaz de fabricarse enfermedades por el simple hecho de recibir luego atención médica por las mismas, y que haga esto en forma usual? Si no, es conveniente que se entere que estos individuos existen y que más que padecer enfermedades biológicas, sufren de un síndrome psiquiátrico, el de Munchausen, que consiste en la simulación repetida de enfermedades –por lo general agudas, dramáticas y convincentes- para vivir deambulando por hospitales y consultas de especialistas. Por ello, esta enfermedad se llama, comúnmente, “vagabundos de hospital”.
Esta patología es más compleja que la simple invención y simulación de síntomas. Porque aunque su engaño es consciente, las motivaciones y necesidad de atención son absolutamente inconscientes. De hecho, la enfermedad está asociada con trastornos psíquicos graves, como problemas de identidad, control inadecuado de impulsos, sentido de la realidad alterado, breves episodios psicóticos breves y débiles relaciones interpersonales.
El problema es que si bien tienen problemas psicológicos, su inteligencia es altísima y tienen muchos recursos. Es que no sólo son capaces de imitar enfermedades, sino tienen un excelente conocimiento de medicina, que les permite dar con los pasos necesarios para producirse el mal específico que andan buscando.
De esta forma, saben cómo manipular su salud para lograr su objetivo de ser hospitalizados y sometidos a extensos y exhaustivos análisis y tratamientos médicos, entre los que no se descartan cirugías mayores. Dentro del síndrome, hay una variante especial, llamada “Munchausen por poderes”, en la que el blanco para llamar la atención es un niño, generalmente el hijo del afectado. En este caso, el padre o la madre falsifican el historial médico del chico o le causan enfermedades (a través de la inyección de sangre contaminada con bacterias, por ejemplo).
El tratamiento de la enfermedad, lógicamente, es con psicoterapia, en la que el enfermo debe encontrar las causas de su necesidad de atención y aprender a encontrar valor en mantenerse sano.
Otra enfermedad bastante desconocida, pero con molestos síntomas es el Síndrome de Behcet, patología inflamatoria crónica que produce, de forma recurrente, llagas dolorosas en la boca, úlceras en la piel y en los genitales, así como una inflamación en las articulaciones. Su prevalencia es de un caso cada 50 mil habitantes y es dos veces más frecuente en hombres que en mujeres.
Fue descrita por primera vez en 1937, por un dermatólogo turco del mismo nombre. Aunque no existe una causa conocida para su aparición, se piensa que tiene un fuerte componente hereditario que, al ponerse en contacto con algún elemento del ambiente, altera el sistema inmune, que comienza a atacar al propio organismo –al igual que como sucede con el Síndrome de Sjögren, antes mencionado-.
Por lo general, la enfermedad de Behcet aparece entre los 20 y los 30, aunque puede desarrollarse también en la infancia.
Aunque el síndrome no tiene cura total, sí se pueden combatir los síntomas que provoca. Por ejemplo, la aplicación tópica de corticoides ayuda a solucionar el problema de ojos inflamados y las llagas en la piel.

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