Después de todo, ¿qué más podría pasar cuando se aplica el cuidado y el amor de las pequeñas cosas a una forma de arte que ya de por sí está relacionad con las miniaturas?
A últimas fechas, la forma de arte del Bonsái (como casi todo) sufrió una tendencia a la miniaturización. Los especialistas del tema consideran que criar plantas bonsái con menos de 3 cm es algo imposible, pero algunos artistas intrépidos asumieron el desafío, cultivando pequeñas plantas en pequeñas macetas que dieron origen a una nueva categoría conocida como cho-mini bonsái, o bonsái ultra-pequeño.
No es ningún secreto que los japoneses se destacan por miniaturizar todo, ya sea que se trate de automóviles, electrónica o alimentos. Pero en realidad, el amor de Japón por las cosas pequeñas puede ser visto desde su anatomía (sí, por eso que estás pensando) hasta en su literatura, que se remonta a hace más de 1,000 años. Cuando se habla de la tierra del sol naciente, es evidente que los nipones prefieren la belleza embalada en paquetes pequeños.
Yo alguna vez intenté cultivar un bonsái, el árbol terminó por morir de forma miserable atacado por una colonia de hormigas que después de una semana lo dejaron como si lo hubiera atacado un huracán categoría 5. Desde entonces supe que esas cosas no eran para mí y me compré un bonsái de plástico y un cactus, he de decir que el cactus también murió de forma horrible cuando le cayó un pedazo de teja de barro y lo partió en dos, vivo preocupado de que el bonsái de plástico se incendie.
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