Si pensamos en términos palpables (y no en los conceptos de física teórica, como “agujeros de gusano”), la teletransportación implica hacer una copia exacta de la información de un cuerpo, transmitiéndola a otra ubicación, para posteriormente destruir el cuerpo original – es decir, probablemente morirías en el proceso, aun cuando consiguieras transmitir tus “datos”.
Bits humanos.
Dejando a un lado este revés, el equipo calculó la cantidad de “datos” que componen a una persona – una tarea ingrata, ya que no sabemos exactamente cuál es el nivel final de la “esencia” del ser humano (pudiendo ser celular, molecular, atómico…). Sin entrar en cuestiones filosóficas y metafísicas, se basaron en la cantidad de información contenida en cada célula de ADN (aproximadamente 10 mil millones de bits).
A continuación, calcularon la cantidad de información de un cerebro humano promedio. La suma fue de 2.6 x 10 ⁴ ² bits (o, para que te hagas una mejor idea de tu tamaño, 2,600,000,000,000,000,000,000,000,000,000,000,000,000,000 bits). Para transferir esos datos con una conexión de 29 a 30 GHz (considerada “muy buena” para nuestra tecnología moderna), se necesitarían 4.85 x 10 ¹ ⁵ años (350 veces la edad actual del universo). La energía necesaria para este proceso, por supuesto, sería igualmente absurda.
En el futuro, nuevas fuentes de energía o sistemas paralelos para dividir la transmisión podrían facilitar las cosas y, en lugar de destruir el cuerpo original, quizá solo podríamos transmitir la conciencia de la persona a un cuerpo robótico y … Bueno, tal vez “coquetear” con conceptos un poco más seguros de la física Teórica.
Esta es la evidencia “tangible” de porqué el enfoque y los medias actuales para llevar a cabo la teletransportación simplemente están obsoletos. Quizá algo más a nuestro alcance sea la transmisión de conciencia de un cuerpo a otro, un resultado que pretende el Proyecto Rusia 2045.
[io9, Journal of Physics Special Topics]
0 comentarios:
Publicar un comentario