¿Existen armas prohibidas en guerra?

Aunque la guerra sea un juego de quien devasta más a quien con la mayor cantidad de poder posible, la verdad es que sí, existe armamento prohibido durante el desarrollo de una guerra. Las Conferencias de La Haya y el Protocolo de Ginebra (no confundir con las Convenciones de Ginebra), elaborados por varios países desde 1899 hasta el fin de la década de los 90, restringen el uso de ocho tipo de armas en los campos de batalla.


En la práctica, lamentablemente, casi todo tipo de arsenal prohibido continua siendo utilizado en las guerras. Desgraciadamente los acuerdos no son tomados en serio, por qué no todos los documentos fueron firmados por las distintas naciones que participaron en estas reuniones.
Los Estados Unidos, por ejemplo, nunca apoyaron el protocolo que prohíbe la utilización de arsenal incendiario desde 1980. En general, estos tratados funcionan únicamente para marcar el desenlace de las grandes guerras internacionales, sirviendo como una herramienta de castigo a los derrotados – exceptuando, sin embargo, a los vencedores que utilizaron armas prohibidas.

Ilegales.
Un total de ocho tipos de armamento se encuentran prohibidos en la guerra, pero dominan completamente los campos de batalla.

Proyectiles expansivos.
La convención de la Haya prohibió, desde el año 1988, los proyectiles destructivos, tales como el proyectil de punta hueca. Cuando este tipo de proyectil impacta a un objetivo suave, como un cuerpo humano, la presión del impacto provoca que la punta se divida, aumentando el diámetro de la bala y, por tanto, el daño causado.
Modificaciones ambientales.
Desde el año 1977, la Convención de Ginebra prohíbe cualquier acción militar que influya o destruya el medio ambiente. Uno de los casos más recordados y recientes de modificación ambiental fue la quema de las estaciones de petróleo en Irak por los soldados estadounidenses durante la Guerra del Golfo, en 1991 – los EE.UU. nunca fueron castigados por sus acciones.
Armas láser.
Una prohibición preventiva. Existen armas permitidas de este tipo, como el designador láser. Un dispositivo utilizado para señalizar puntos terrestres, indicando el objetivo a misiles de alta precisión. Lo que no se puede hacer es apuntar el láser contra seres humanos, provocándoles ceguera, por ejemplo.
Armas nucleares.
En el año 1968, el número de bombas atómicas por país quedó limitado por el Tratado de No Proliferación Nuclear. Un complemento de dicho tratado, en 1995, prohibió el desarrollo y adquisición de armas nucleares, además de exigir un desarme gradual de los países con arsenal atómico.
Armas incendiarias.
En la guerra, al menos en la teoría, está prohibido quemar personas o áreas civiles. Incendiar complejos militares, por otra parte, está dentro del juego, siempre que el objetivo no se encuentre dentro o próximo a zonas urbanas. Disparar bombas incendiarias desde el aire también está penado.
Armas químicas y biológicas.
La primera prohibición a las armas con agentes químicos o biológicos inició en 1907 – la última versión de dicha convención es de 1993. Dos ejemplos letales de esta categoría son el agente nervioso VX, que mata en 30 minutos, como máximo, y el famoso ántrax, que provoca infecciones y heridas.
Fragmentos no detectables.
Algunas prohibiciones son meramente preventivas y se establecen incluso antes de que las armas sean utilizadas en combate. Ese es el caso de explosivos fragmentarios imposibles de ser detectados mediante rayos x. Es decir, los fragmentos metálicos están permitidos, pero granadas o minas fragmentarias y mortales hechas a base de plástico, ni pensarlo.
Minas y trampas.
El tratado de Ottawa, del año 1997, prohíbe la utilización de minas antipersonales, como la Claymore. Dicho modelo tiene una cubierta exterior con 680 gramos de explosivo plástico. En la detonación, pequeñas esferas de acero son lanzadas a máxima velocidad, alcanzando un radio de letalidad de hasta 50 metros.