Como podrás apreciar en las siguientes fotos, estos estudiantes universitarios chinos no tuvieron mejor idea que atarse las melenas al techo utilizando todo tipo de elementos de sujeción, incluso la ropa. Cada vez que empiezan a dormitar, la fuerza de gravedad hace lo suyo y les da un tirón de pelo, lo que les asegura mantenerse despiertos.
La técnica se hizo popular luego de que dos estudiantes de la Universidad de Agricultura y Silvicultura de Fujian, en la provincia del mismo nombre, subieran sus fotos personales a la red social Weibo. Chen Tang, de 20 años, y su compañera de habitación Huang Lu, de 21, tenían que escalar una gigantesca montaña de estudios y necesitaban una solución rápida para luchar contra el impulso de “echarse un coyotito”.
Habían intentado los métodos tradicionales que incluían a la cafeína, flexiones o dejar el aire acondicionado al máximo, pero nada de eso les funcionó. Fue entonces que decidieron buscar una solución en los libros de historia. Chen y Huang leyeron sobre dos famosos eruditos chinos que practicaban métodos extremos para mantenerse alerta.
En algunos de ellos alguien los picaba con agujas cada vez que empezaban a tener somnolencia, mientras que otro método indicaba sujetarse del cabello a la viga del techo para ser tirados cada vez que titubearan. Chen vio potencial en el segundo método y decidió hacer un intento.
– “Chen estaba tan ansiosa de tener éxito que decidió hacer el intentó de sujetarse del pelo, como se puede notar, su pelo era más que suficiente“, dijo Huang, que publicó las fotos en Internet.
– “Como no teníamos una viga en nuestro dormitorio, uso la secadora de ropa y afirmó que funcionaba muy bien.”
Chen dice que el pequeño truco le ayudó a despejar la mente. Y planea utilizarlo con más frecuencia en el futuro.
– “La preparación es aburrida, pero la práctica del cabello sujetado se vuelve interesante y realmente me sentí mucho más enérgica a la hora de estudiar” dijo la joven.
Curiosamente, luego de que Huang publicara las fotografías, la técnica de sujetarse el pelo parece haberse viralizado. La red social Weibo ahora está llena de fotografías de estudiantes chinos que copian la misma técnica. Algunos de ellos utilizan pinzas de ropa y bufandas.
En casos más extremos, podemos ver a una chica con una cuerda atada alrededor de su cuello, e incluso hay un asqueroso que huele los zapatos sucios para mantenerse despierto.
Tras bambalinas
Lejos de la índole cómica de este caso, el fomento de la competitividad entre los estudiantes universitarios de china está arruinando la salud psicológica de miles de jóvenes, si es que no termina por orillarles a quitarse la vida. La presión académica parece haberse convertido en algo insoportable para muchos estudiantes, esto se evidencia con las crecientes tasas de suicidios e incluso asesinatos entre compañeros de clase. Según la Wikipedia, el arma más letal para eliminar a los rivales de estudio es el envenenamiento por talio.
La reforma educativa iniciada en los años 80 tiene como objetivo reorientar la educación superior a una lógica capitalista y las exigencias del mercado se han intensificado a últimas fechas. La vorágine de modernización y optimización del rendimiento de las estructuras de producción terminó por impactar a los programas universitarios, un ejemplo claro del esfuerzo que hacen los chinos en su intento de convertirse en la primera potencia hegemónica mundial (ya no les falta mucho para esto y algunos expertos dicen que alcanzarán ese título en 2017). Los estudiantes se preparan muy bien, pero no todos son capaces de asimilar la feroz competencia en un país cuyos valores morales y culturales chocan frontalmente con esos requisitos.
Resulta que dicho impacto producido entre los estudiantes se debe al salto sin transición alguna del sistema de enseñanza secundario, basado en un modelo ético y moral, al sistema universitario, basado en la exploración y el desarrollo del talento sin límites, a esto le sumamos la masificación del campus como una causa principal de convivencia insoportable entre los futuros “genios” del régimen.
“Sólo los mejores sobreviven” y el aumento de la población universitaria complica aún más el imposible panorama para algunos estudiantes que, en la mayoría de los casos, pasan todo el curso encerrados en el campus, sin poder siquiera visitar a sus familias. Una situación que ha llevado a muchos críticos a comparar los campus universitarios chinos con los centros de alto rendimiento deportivo.
Los casos de envenenamiento por talio son numerosos, tan sólo en abril del año pasado se registraron 3 muertes, de las cuales los compañeros de clase resultaron como principales sospechosos. Los crímenes se han diversificado hasta el punto de hacer sonar las alarmas entre los catedráticos que comienza a cuestionar los métodos de enseñanza.
Y es que la universidad es prácticamente la única forma de subir en la rígida sociedad del país asiático, lo que aumenta aún más la presión sobre los estudiantes. En un contexto como éste, el darwinismo académico se convierte en una fuente de crueldad e insensibilidad.
Mientras tanto, los chinos seguirán colgándose de los pelos para evitar dormirse mientras estudian.
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