Cada año una enorme cantidad de superdeportivos van desde el Golfo Pérsico hasta Londres, es un deleite de sus millonarios propietarios, curiosos y turistas… pero una total locura para los vecinos de Londres. Muy probablemente los que somos aficionados a los autos disfrutemos del rugido de un motor poderoso, pero hay que confesar que todo tiene sus limites. Y es que despertar e ir adormir con el ensordecedor rugido de un deportivo se ha vuelto un calvario para algunos londinenses, y un verdadero problema para las autoridades.
La fecha del Ramadán, un mes en el cual la religión musulmán debe dedicarse al ayuno y a vivir en paz, coincide con la llegada de estos pura sangre a los alrededores del Támesis, en su mayoría, de los Emiratos Árabes Unidos. Millionaire Boy Racers of London
es el documental que muestra las dos caras de este mundo, más allá de mostrar la denuncia y la cultura fantoche del multimillonario árabe-londinense, lo mejor es ver la cantidad de autos que se dan cita.
Los automóviles comunes y corrientes, autobuses de transporte publico y los típicos London Cab se ven mezclados con la alta clase del automovilismo, superdeportivos conducidos por sus propietarios que ni se inmutan a la hora de pisar el acelerador, incluso si están estacionados o hacen stop en un semáforo, en una clara muestra de exhibicionismo y fantocheria. Las múltiples denuncias de los ciudadanos que los sufren cada día, llevaron a las autoridades a tomar cartas en el asunto y a perseguir a estos conductores poco cívicos que rompen la tranquilidad diaria.
Los vecinos siguen enfrentando los propietarios de los deportivos y presionando a las autoridades para que resuelva el problema de tajo, por ejemplo, con la implementación medidores de decibles. Y es que, a quién le gustaría llegar cansado del trabajo y estar soportando a un montón de fantoches jugando con sus millonarios juguetes.
Vía: Daily Mail.
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